El interés despertado por la alfalfa deshidratada, cuya comercialización moderna es en forma pelletizada, se encuentra relacionado con las exigencias de los animales de los que se desea siempre una mayor producción.

Sus características nutritivas, sitúan a la alfalfa deshidratada en una posición intermedia entre los forrajes ordinarios y los alimentos concentrados, aunque resulta marcadamente superior a estos últimos por su contenido en carotenos y xantofilas, así como en diversos componentes vitamínicos y minerales (tocoferoles, riboflavina principios desconocidos de crecimiento, calcio y magnesio).

Constituye, por lo tanto, un alimento con frecuencia irreemplazable para la integración de concentrados en las mezclas bien equilibradas para ciertas categorías de animales, especialmente para aves en general, cerdos de cría y de reproducción y vacunos.

El interés despertado por la alfalfa deshidratada, cuya comercialización moderna es en forma pelletizada, se encuentra relacionado con las exigencias de los animales de los que se desea siempre una mayor producción.

Los alimentos de elevado valor biológico, ricos en principios activos, con los cuales resulta posible cubrir tales exigencias, se han de considerar realmente como un precioso recurso en el racionamiento científico; una antigua experiencia de hace más de 30 años ha demostrado que la harina de alfalfa deshidratada se puede citar al mismo nivel que los alimentos protéicos concentrados.